Conocido por el cuadro El abrazo, Juan Genovés se reafirma con esta obra en su evolución constante. Esta creación es posterior a la presentación de su exposición Multitudes, donde se reflejan, como es de esperar, multitudes que se entremezclan a través de los lienzos, monocromáticos en sus primeras obras para ir introduciendo notas de color en los cuadros más recientes. Sin embargo, lo que en un principio puede resultar un conjunto de figuras bien definidas, si el espectador tiene la posibilidad de acercarse y observar detenidamente el cuadro, descubrirá que no son más que pinceladas que forman una imagen abstracta. De esta forma, Juan Genovés trata de representar individuos, bien diferenciados unos de otros, que forman parte de una masa, invitando al espectador a mirar de cerca.
