Este cuadro fue pintado por Diego de Velázquez en 1656. Retrata a la infanta Margarita, hija del rey Felipe IV. Se caracteriza por su contraste de luz y sombra, así como por la distribución de los personajes y los planos. Esta obra nos presenta un contraste entre la formalidad de la familia real y la cotidianeidad de todo el mundo.
Se pueden distinguir tres fuentes de luz en esta obra: la más importante la que proviene de los balcones, la segunda la que viene del corredor del fondo y la tercera la que capta el espejo.
Al igual que la luz, se pueden apreciar tres planos: en el primer plano podemos observar a la infanta Margarita con sus damas de honor, también llamadas «las meninas»; en el segundo plano, se encuentra Velázquez, al lado izquierdo de la infanta; y en el tercer plano podemos ver a los reyes, los cuales dan profundidad intelectual al cuadro.
Cristina Vidal
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