El gran masturbador, una de las obras maestras de Salvador DalÃ, reúne todas las caracterÃsticas de su estilo surrealista. En él se reflejan las obsesiones del pintor, y con el tÃtulo podemos hacernos una idea de que una de las más persistentes es su obsesión por el sexo.
En el cuadro figura principalmente un busto humanoide, pero lo que verdaderamente tiene relevancia es la cara dispuesta en posición horizontal con forma alargada y rasgos menos evidentes, que es una especie de autorretrato. Las pestañas representan la dicotomÃa entre el sueño de una consumación fÃsica y el deseo de que esa consumación se cumpla. Predomina el color amarillo.
Podemos apreciar un león, más o menos centrado en el cuadro, que representa el deseo sexual, ya que su lengua simula la forma de un falo. Igualmente está presente el sexo en la cercanÃa de la cara de la mujer a unos genitales masculinos en calzoncillos. En la parte inferior podemos observar un saltamontes, el animal que le provoca terror a Dalà desde su infancia. Se encuentra pegado a la boca de su autorretrato y está en estado de descomposición, ya que simboliza la muerte. Por su parte, el anzuelo clavado en su cabeza hace referencia a la atadura a su familia, que querÃa retenerle en un modo de vida tradicional que él no querÃa.
¿Qué puede inspirar un cuadro tan personal como este? Sin duda, a primera vista y a juzgar por el tÃtulo, la obra causa impresión. Pero al dedicar tiempo para analizar cada elemento que lo compone, el espectador puede llegar a conectar con Dalà y abrir la puerta de sus propias obsesiones, que en muchas ocasiones llegan a coincidir con las del artista.
Alicia Montero GarcÃa y Tania Hernández Mateos
Puede escuchar la descripción mientras contempla el cuadro pinchando aquÃ.