En 1908, Waterhouse pintó esta obra: El alma de la rosa. Mientras que en el resto de Europa la abstracción era la norma, Waterhouse y otros pintores se inclinaron hacia un arte basado en la historia y la literatura que pretendía reflejar la perfección. Esta corriente se conoce como Prerrafaelismo.
En El alma de la rosa, Waterhouse se inspira en un poema de Alfred Lord Tennyson en el que se narra la desolación que sufre la mujer representada en el cuadro tras haber sido abandonada por su amante. Es ella precisamente el tema principal de la obra. Vemos como se inclina, con introspección, para oler el perfume de la rosa, pero desconocemos sus pensamientos y emociones más íntimos.
En cuanto a aspectos técnicos, cabe destacar el cuidado con el que Waterhouse representaba las formas humanas y el contraste entre los colores cálidos (cabellera de la joven, naturaleza) y los fríos (túnica).
Sara Abad y Álvaro Almagro
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